sábado, 21 de mayo de 2016

Proyecto arqueologico de investigacion y museo in situ de la Uiversidad Panamericana del Puerto Cabello, Estado Carabobo, Venezuela

Excavaciones arqueologicas UBIPAP Puerto Cabello
Excavaciones arqueologicas UNIPAP Puerto Cabello
Excavaciones arqueologicas UNIPAP Puerto Cabello
Material excavado en la UNIPAP Puerto Cabello
Material excavado en la UNIPAP Puerto Cabello
Material excavado en la UNIPAP Puerto Cabello
Fuente: Abrir esta direccion para ver mas fotografias e informes sobre el museo in situ UIPAP
http://unipapfacehinvestiga.blogspot.com/p/centro-de-investigacion.html

Arqueologia historica en Puerto Cabello, Venezuela

Mapa antiguo de Puerto Cabello, Estado Carabobo
Excavaciones arqueologicas en Puerto Cabello, Estado Carabobo
Muro de piedra en Puerto Cabello, Estado Carabobo
Puerto Cabello, Estado Carabobo
Fuente y fotoss: http://www.ohch.cu/articulos/arqueologia-historica-en-puerto-cabello-venezuela/   21 de marzo de 2011
Por Lisette Roura Álvarez
Durante los años 2006 y 2007, un equipo de especialistas pertenecientes a la Oficina
del Historiador de la Ciudad de La Habana intervino con un proyecto interdisciplinario en el Centro Histórico de la ciudad de Puerto Cabello, estado Carabobo, Venezuela, con el objetivo de confeccionar el plan de rehabilitación de la zona histórica, en el cual estuvo presente la arqueología como especialidad necesaria dentro del proceso de reconstrucción del patrimonio porteño.
Este artículo se centra en los resultados del trabajo efectuado en los tres objetivos arqueológicos intervenidos, los cuales contribuyeron a esclarecer interrogantes y a concientizar a los investigadores locales acerca de la política de restauración y sensibilización del patrimonio edificado.
Puerto Cabello abandona su anonimia, se clava al pecho el Fuerte de San Felipe (…) y definitivamente comienza la ciudad.1
La ciudad de Puerto Cabello posee todo lo interesante y apetecible que un arqueólogo, dedicado a la vertiente histórica, pueda desear. A fuerza de sudor, los conquistadores vascos logran en este sitio vencer al pantano y al mangle, y logran aprovechar el excelente puerto virgen. Un breve análisis de los progresos urbanísticos de la ciudad nos revela su rápida evolución en solamente sesenta o setenta años, los cuales están comprendidos dentro del siglo XVIII. Este núcleo arquitectónico refleja una época en la historia del país, constituida por tipologías en las que pueden reconocerse influencias tanto hispanas como caribeñas. Esto lo hace merecedor de características únicas dentro del panorama regional, de innegables valores patrimoniales.
Breve reseña histórica 
San Juan Bautista de Puerto Cabello: cacao, contrabando, mangle y pantano. Es posible que en el bojeo realizado por Alonso de Ojeda a la costa norte de Venezuela, en 1501, se haya explorado la majestuosa bahía porteña, llamándola entonces Puerto Flechado; o quizás corresponda con el Puerto Muerto del cosmógrafo Diego Rivero (1529), cuestiones que aún no han sido esclarecidas y no deben darse como concluyentes.2 Sin duda, corresponde a don Juan de Pimentel, en el año de 1578, la primera referencia cartográfica con el nombre actual de la población, cuando en el dibujo anexo a su Relación… sobre la provincia de Caracas hace mención a "Pueblo de Cabello", en lo que constituye el primer mapa del litoral central de Venezuela.
Ubicado en la costa norte, en el llamado Golfo Triste y mirando hacia el Mar Caribe, fue considerado desde la época de la conquista el mejor puerto de todo el territorio: "es el mejor puerto de toda tierra firme, en que caven mas de 3 000 Navios, tiene de distancia cerca de 4 leguas".3 Sin embargo: "A Puerto Cabello nadie llega porquee e teme al tremendal por insalubre, aparte de que hay tierras extensas donde nadie puede fijar su casa sin exponerse al peligro inmediato.4 No obstante, se reporta un ataque por parte del corsario holandés Jacobe en noviembre de 1642, que incendia dos buques que se estaban carenando en la rada, destruyen casas y toman prisioneros al capitán Pérez de Hurtado, a tres marineros y tres soldados que hacen resistencia a los invasores.5 La Corona necesitaba un puerto por donde expedir el cacao que se producía en el norte del país y sitúa en Puerto Cabello una guarnición de soldados que garantizaran el éxito de estas operaciones, ya que las aguas del Caribe estaban plagadas por entonces de corsarios y piratas que amenazaban con apropiarse de las mercancías que se enviaban a la Metrópoli. Las habitaciones de estos soldados fueron las primeras construcciones de la zona, pero el contrabando ilícito con los holandeses fructificó de tal manera entre los militares que el gobierno español no pudo controlar a los traficantes y la zona llegó a constituir a principios del siglo XVIII el refugio de la peor gente del interior y de los que lograban escapar de la mano de la justicia.
No es hasta 1720 cuando Pedro José de Olavarriaga realiza la exploración de la franja costera venezolana con el objetivo de hallar un puerto que sirviera de base para
el embarque de la producción de alrededor de un millón de árboles de cacao. Su informe sirvió para la creación, ocho años más tarde, de la Compañía Guipuzcoana, y en 1730 arriba a Puerto Cabello como Director General de empresa, al frente de los primeros barcos.
Ante la necesidad de comenzar rápidamente las operaciones comerciales, se inicia la construcción del almacén de la compañía, que serviría además como alojamiento de los vascos radicados en la zona, lo que constituyó oficialmente la primera construcción sólida de lo que posteriormente se convertiría en ciudad. Esta fue levantada en las inmediaciones del canal de entrada a la bahía, en la rivera opuesta a los terrenos donde se desarrollara posteriormente el centro urbano y en las cercanías de donde se empezara a construir, en 1733, la fortaleza de San Felipe, la obra de defensa más sólida de la región y la que provocó un mayor asentamiento poblacional como resultado de la seguridad que inspiraba en los habitantes del área.
Tres años más tarde había aumentado considerablemente la población en la incipiente villa, pero aún así la única construcción confortable de que podían disponer los "operarios y demás dependientes" era el almacén de la compañía "no siendo este a propósito ny suficiente para la Comodidad de tanta gente", por lo tanto "se sigue la
forzosa necesidad de construir algunas casas para una Capilla, quarteles para operarios y dependientes, almacenes de Pólvora y Erramientas, Fraguas; &, y generalmente todo lo demás".6 
En 1735, la Compañía Guipuzcoana se había fortalecido y había construido una sede para la empresa mucho más cómoda en la banda de tierra donde se planificaba la ciudad, la que constituye hoy en día la construcción más antigua del Centro Histórico y uno de los objetivos del proyecto arqueológico.
Poco a poco los pantanos adyacentes al acceso portuario fueron rellenados y la villa comenzó su desarrollo definitivo hacia el oeste. Al trazar una pequeña muralla con puente levadizo en los límites de la península, esta comenzó a conocerse como Puente Dentro, donde vivían los vecinos más acaudalados de la región, y Puente Afuera o El Arrabal, la zona donde se congregaba la población flotante, artesanos, negros libres y todo tipo de maleantes.
En 1743, el inglés Charles Knowles ataca el poblado y se encuentra con un excelente sistema defensivo que no permite que este sea tomado. Ya en 1772 la zona contaba con 420 casas y en 1786 se censaban en toda la ciudad 4 000 personas, de las cuales el 62 % eran de color, libres, 27 % blancas, 10 % esclavos y 1 % indios libres. De ese total, más de 400 habitantes se dedicaban al comercio y la navegación, incluyendo calafates, marineros y carpinteros de rivera.
Finalmente, en 1811 y tras veintiocho años de reclamo por parte de los vecinos de la zona, el 5 de agosto se le otorga el título de ciudad a la ya amplia zona poblada, concediéndole el nombre de San Juan Bautista de Puerto Cabello.
Proyecto arqueológico 
Durante los años 2006 y 2007, como parte del Proyecto de Intercambio y Apoyo Técnico para el Rescate y Fortalecimiento del Patrimonio Histórico de Puerto Cabello, comienzan las investigaciones vinculadas con la arqueología en esa localidad. Tras realizar minuciosas investigaciones históricas y una revisión de los trabajos arqueológicos previos en la ciudad, se efectúa un levantamiento de los sitios con potencial para ser estudiados: sistema de fortificaciones, antiguo acueducto y múltiples viviendas, pero se decide intervenir los sitios que deben restaurarse inmediatamente, dependiendo de las prioridades en los proyectos de rehabilitación por ejecutar a corto plazo. Este análisis llevó a la necesidad de adentrase en las interioridades de dos inmuebles ubicados en la zona de desarrollo primigenio de la villa: La Casa Guipuzcoana -la vivienda más antigua conservada - y una modesta casa que se convertiría en el Consultorio Médico Barrio Adentro I, de la cual se afirmaba constituía uno de los inmuebles más antiguos de la ciudad por su apariencia y posición dentro del núcleo urbano. El tercer sitio escogido distaba varios kilómetros del Centro Histórico, donde se asentó desde 1548 la ciudad Nuestra Señora de la Asunción de Borburata, primer establecimiento poblacional de la costa norte central del país y génesis de lo que posteriormente sería la ciudad de Valencia, capital actual del estado Carabobo.
Casa Guipuzcoana 
La Casa Guipuzcoana está enclavada en la entrada de la bahía y fue construida en 1734 para albergar a los miembros de la Compañía y a la vez servir de almacén a esta. Todavía hoy es considerada como la construcción civil más bella y emblemática del Centro Histórico, fungiendo como biblioteca pública y sede de la Oficina del Cronista de la Ciudad.
Los diferentes usos a lo largo de su existencia en función de la comunidad han provocado grandes transformaciones en su conformación espacial, ocultando en parte su aspecto original y sustituyendo estructuras antiguas por modernas. Es una construcción realizada en piedra, ladrillos y madera, de tres pisos y techumbre de tejas con múltiples aguas de caída, construida al más puro estilo constructivo español, con patio central y columnas, y elementos que denotan la tradición norteña de la península ibérica.
En 1792, la Compañía Guipuzcoana se retira de la región y realiza un inventario de todos sus bienes, dejándonos constancia gráfica del aspecto primigenio de esta construcción. Al analizar los dibujos encontrados se evidencia la adición y también la falta de elementos arquitectónicos originales, los cuales debían ser investigados para cotejar el proyecto de restauración. En total, fueron identificados seis muros divisorios desaparecidos y once vanos tapiados o transformados, y la adición de una escalera realizada por Grazziano Gasparini en la única intervención "restauradora" efectuada al inmueble durante la década de los setenta del siglo XX. No obstante, estos datos debían ser comprobados y decidimos llevar a cabo una prospección arqueológica parietal que cubriera la mayor parte del inmueble. Este estudio complementaría el proyecto de restauración de la edificación y proporcionaría una solución a los problemas de ventilación y proliferación de agentes biológicos que atentaban contra la conservación de paredes y fondos bibliográficos, que afectaba de igual manera la salud del personal que allí labora y los que acuden a consultar la bibliografía existente.
De un total de once vanos antiguos identificados como transformados, se trabajó en cinco de ellos. Se pudo definir que en la última restauración practicada al inmueble se le aplicó un revestimiento a las paredes compuesto por cemento y arena, de una dureza extraordinaria, pudiendo identificarse en algunos casos pequeños fragmentos de cuarzo en él.
Todo parece indicar que el friso original de la edificación, que debió haber tenido un alto contenido de cal, fue eliminado para aplicar el que en estos momentos puede observarse en todas sus paredes. Se comprobó que todos los vanos tenían una medida standard de  1.50 m de ancho, que algunos de ellos fueron efectivamente tapiados, pero la ausencia de puertas representadas en el inventario de 1792 nos hace pensar en la posibilidad de que este plano tenga errores.
A través del estudio parietal de este inmueble se pudo comprobar:
-Las grandes transformaciones a que se ha visto sometido a través del tiempo.
-La poca confiabilidad de los datos que puede aportarnos el plano fechado en 1792, y que constituye hasta la fecha el más antiguo que se conserva de la vivienda.
- La presencia de vanos y elementos originales de la edificación que aún se encuentran bajo las capas de friso.
Por lo tanto, se recomienda, dado el creciente deterioro del edificio, las condiciones a que se enfrentan los trabajadores y visitantes, y la evidencia de las transformaciones sucedidas, se acometa con urgencia su restauración, para de esta manera lograr mantener en estado óptimo el inmueble más antiguo y emblemático de la ciudad.
Casa de la calle Anzoátegui 1-19 
Esta edificación, futuro Consultorio Médico Barrio Adentro I, está ubicada en la calle Anzoátegui no. 1-19 en el entorno de la plaza Salom, ubicada en el Centro Histórico de la ciudad. Una de las hipótesis a corroborar a través de las excavaciones arqueológicas es el asentamiento de esta casa en uno de los sitios de más antigüedad dentro del panorama urbano histórico citadino. La observación de los elementos constructivos presentes en esta casa nos indicaba su probable antigüedad, como por ejemplo los muros limítrofes levantados con piedras coralinas –técnica tradicional de las construcciones coloniales de la región–, la utilización de rollizos en la conformación estructural del techo y la típica distribución espacial de las habitaciones en las viviendas porteñas: alargadas, patio y traspatio laterales, y zaguán enfrentado al patio. Sin embargo, con el paso del tiempo y al ampliarse la ciudad, los límites entre los terrenos firmes y los pantanosos se han perdido, y la ubicación en uno y otro darían una cronología aproximada de construcción al inmueble.
Las investigaciones se llevaron a cabo teniendo en cuenta dos objetivos fundamentales: la evolución espacial y la antigüedad de la vivienda. El estudio parietal corroboró las transformaciones en que se vio envuelto el edificio durante su existencia, pues se hallaron vanos tapiados, óculos dentro de lo que hoy corresponden a tabiques divisorios y muros añadidos, lo que logró una reconstrucción hipotética espacial de la edificación y la evolución del mismo.
El procedimiento escogido para el desarrollo de los trabajos excavatorios tuvo en cuenta la exhumación de las diferentes unidades a través de la identificación de la estratigrafía arqueológica, respetando los niveles –primarios o secundarios– en su orden inverso de deposición antrópica. Para el comienzo de los trabajos se delimitó un área de 2,50 m x 2,50 m, y se tomó como nivel ± 0.00 el piso de losas hidráulicas que poseía la cocina actual del inmueble. Se hallaron un total de catorce unidades estratigráficas, todas identificadas como contextos secundarios y contentivos de restos de dieta –Bos taurus, Sus scrofa, Crasostrea rizophorae y Gallus gallus–, Loza Fina Inglesa, Stoneware, vidrio y fragmentos de metal en muy mal estado de conservación.
Los artefactos extraídos, a pesar de corresponder con estratos de carácter secundario, aportan datos interesantes de la vida del porteño de mediados del siglo
XIX. La aparición de múltiples fragmentos de Loza Fina Inglesa denota la abundante importación de esta cerámica hacia el siglo XIX, cronología en la cual se enmarcan todos los artefactos extraídos. El hallazgo del relleno de piedras utilizado para ganar los terrenos pantanosos cercamos a la población –U.E. 14– nos está indicando que esta casa está asentada directamente sobre estos, y por tanto su construcción corresponde con el último cuarto del siglo XVIII y el primero del XIX, época en que ya aparecen en los planos la calle Anzoátegui, justamente donde la vivienda en estudio se ubica. Por lo tanto, la intervención res tauradora pudo ejecutarse en correspondencia con los resultados de las investigaciones, llevando a cabo un proyecto donde fueron tomados en cuenta los vanos y óculos tapiados, siendo reutilizados algunos de estos nuevamente como accesos o como elementos decorativos.
Borburata La Vieja 
El 24 de febrero de 1548 se daba por fundada la ciudad Nuestra Señora de la Concepción de Borburata, ubicada a un kilómetro de la costa y en medio de un fértil valle de clima suave y cómodo acceso a fuentes de agua; y aunque no fue realmente poblada hasta un año después, continuó siendo el primer asentamiento hispano de la región. La fundación de la ciudad en estos parajes tenía como objetivo servir de base a los pueblos del interior, en su mayoría indígenas, para lograr una mejor comunicación entre ellos y por ende buscar el mejoramiento del comercio en la zona. A pesar de que la ciudad Santa Ana de Coro era la que encabezaba la colonización de todo el territorio, la expansión de esta hacia el oriente y el centro imponía la necesidad de situar bases costeras que fungieran como apoyo a esas acciones.
El listado de los fundadores –todos hombres– de la ciudad de Borburata, lo integraban cuarenta y un nombres, pero el asedio sin tregua de corsarios y piratas, las pésimas condiciones que presentaba el terreno para la cría de ganado vacuno y las constantes plagas, hicieron que la población comenzara a abandonar el sitio veinte años después de su fundación, y dejaran atrás un caserío donde predominaban las construcciones de madera y quizás las más importantes, como la cárcel e iglesia, estuvieran levantadas de embarrado (bahareque). La partida de los intrépidos habitantes que intentaron establecerse en el sitio y su progresiva despoblación motivó la fundación de lo que hoy es el pueblo intramontano de Borburata y de la ciudad de Valencia, actual capital del estado Carabobo.
Toda la franja costera, entre el mar y la montaña, se caracteriza por tener suelos arenosos, por lo que en este intento de ciudad predominó esta característica. Su ubicación, aún hoy, es bien discutida, la única referencia gráfica nos la lega Juan Amador Courten, quien en su magnífico plano de 1735 incluye un croquis de las "Ruinas de la Ciudad de Borburata", en el cual se puede distinguir un pequeño cuadrado amurallado de 100 m de ancho y 100 m de largo. Sin embargo, esta representación fue realizada doscientos años después de su despoblamiento, fecha en que ya no quedaban ruinas, por lo que probablemente esta muralla fuera idealizada por Courten en su dibujo y la verdadera no fuera otra cosa que una empalizada que permitiera a los moradores defenderse de los malhechores que intentaran apoderarse de la localidad. Ante esta duda y dado todas las incógnitas que se generaron a lo largo de la historia de la zona, se confeccionó un proyecto de intervención para ejecutar en varias fases, entre las que se encontraban una primera dedicada a implementar técnicas geofísicas como métodos de localización de posibles estructuras enterradas, ya que el área de investigación abarcaba un terreno bastante extenso. No obstante, ante la imposibilidad de efectuar las técnicas solicitadas, solamente pudimos realizar un pozo de prueba de 4 x 4 m en los terrenos que coincidían con el punto de localización de la ciudad según los documentos históricos, con el objetivo de observar el comportamiento de la estratigrafía y ver los cambios en los niveles de la arena. Se identificaron un total de ocho unidades estratigráficas, correspondiendo la última de ellas con el nivel freático a los 2,00 m de profundidad. El terreno que conforma el área intervenida constituye una pequeña llanura que limita hacia el norte con el Mar Caribe, hacia el sur con el Cerro de Santa Lucía, hacia el este con el río Borburata y hacia el oeste con la bahía de Puerto Cabello. Por lo tanto, en temporada lluviosa, las aguas que descienden desde el cerro y las que desbordan el río cubren gran parte de estas tierras, depositando gran cantidad de materia orgánica ajena dentro de la propia estratificación de la zona. Estas inundaciones dejan huellas inconfundibles que pueden ser "leídas" en el registro arqueológico, correspondientes, en este caso, con las unidades estratigráficas 4 y 6, y es común encontrar dentro de ellas hojas secas, fragmentos de ramas de árboles y otros elementos orgánicos vegetales, arrastrados por la fuerza de las aguas en las mencionadas inundaciones. La presencia de arena en la zona hace que la vegetación que allí crezca sea, por lo general, rastrera y de arbustos con poca talla, y todo parece indicar, gracias a la observación de la deposición, que esta situación no ha cambiado en los casi quinientos años que nos separan de la fundación de la población original de Borburata. Todas las unidades identificadas fueron completamente estériles en cuanto a elementos de origen antrópico, y, de acuerdo con los cambios edafológicos ocurridos a lo largo de los años, los vestigios que pueden haber sobrevivido –huellas de postes con parte de ellos dentro, fragmentos de muros y algunos tiestos perteneciente al menaje utilitario– deben localizarse por debajo del nivel freático. No obstante, los datos hasta ahora encontrados no son lo suficientemente explícitos como para llegar a una conclusión sobre esto y deberán hacerse estudios históricos y de prospección más profundos que nos ofrezcan más datos sobre la ubicación y conformación de este asentamiento.
Reflexiones finales Tras haber intervenido por tiempo muy limitado en algunos sitios vinculados con el desarrollo urbano de la ciudad de Puerto Cabello y ante la inminente depauperación de varias de las construcciones ubicadas en su Centro Histórico, se impone una investigación a fondo de esta joya histórica, la cual ha sido objeto de investigaciones arqueológicas por primera vez tras nuestro trabajo de varios meses. A pesar de  la conformación de un plan arqueológico extenso para definir incógnitas hasta hoy no esclarecidas –como por ejemplo la presencia o ausencia de aljibes en las construcciones del Centro Histórico, el estudio integral de los materiales y técnicas constructivas utilizadas en ellas, etcétera– no contamos con los medios y apoyo necesarios para ejecutar estas acciones. Los esfuerzos desplegados por parte del cronista de la ciudad y la consulta de fuentes históricas se hacen insuficientes ante las enormes lagunas en el pasado de esta población, sitio clave en el desarrollo del comercio venezolano durante la época colonial y también en la actualidad. Esto se debe, en parte, a la lejanía de esta urbe de la capital, donde se encuentra el grueso de investigadores vinculados a la Arqueología Histórica, y la fuerte tendencia hacia la Arqueología Aborigen, especialidad hacia la que se vuelcan la mayoría de los arqueólogos y antropólogos graduados. Tanto es así que, por solo citar un ejemplo, la fortaleza de San Felipe, fortificación erigida en parte sobre pilares de madera –método veneciano–, y donde se firmó la paz de Venezuela tras el sitio a la ciudad, último bastión de las fuerzas coloniales en el país, está seriamente dañada, sin que se tengan planes de restauración que detengan su progresiva y alarmante destrucción.
Los resultados de estos mínimos trabajos arqueológicos han corroborado la importancia que debe ejercer esta ciencia en el desarrollo de las investigaciones que deberán acometerse en esta ciudad, las cuales pueden esclarecer muchas de las interrogantes aún planteadas y concientizar a sus moradores, a las autoridades y a las instituciones científicas, de la necesidad de preservar este importante pedazo del patrimonio histórico de la nación.
Agradecimientos 
A la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y a Roger Arrazcaeta Delgado, director del Gabinete de Arqueología, por facilitarme ser parte del equipo que intervino en el Proyecto de Intercambio y Apoyo Técnico para el Rescate y Fortalecimiento del Patrimonio Histórico de Puerto Cabello. A todos mis compañeros de la Oficina del Historiador, que participaron en este proyecto, al cronista de la ciudad de Puerto Cabello, Asdrúbal González, por su ayuda y entusiasmo; a la Alcaldía de Puerto Cabello; al Comandante Edgar Aguache e infantes de Marina de la Base Naval Agustín Armario por la ayuda brindada en los trabajos efectuados en Borburata La Vieja. A mis colegas Alessandro López y Beatriz Rodríguez por facilitarme desde Cuba la documentación histórica necesaria, a los colegas del Instituto de Planificación Física, y a todos nuestros amigos de Corpopuerto.
Notas
1 Armas Chitty, J. A. de (1974): Historia de Puerto Cabello. Ediciones del Banco del Caribe, Caracas.

2 Ídem, pp. 16-17.

3 "Ynfome sobre la costa de Caracas, Yslas de Tucaca, Puerto Cavello y Borburata y del modo que podrá impedir en parte o en todo, el trato y el comercio con los Holandeses" (1729), en Pinto C., José y Carrillo, José G. (1973): Proceso de formación de Puerto Cabello (documentos). Ediciones del Banco del Caribe C. A., Caracas, p. 42.

4 Armas Chitty, J. A. de (1974): Ob. cit., pp. 70-71.

5 AGI. Santo Domingo, 215. Cartas del gobernador de Venezuela escritas al gobernador de Curazao desde isla de Bonaire cuando desalojó al enemigo de aquella isla...

6 Disposiziones: para el establecimiento de los operarios y demás dependientes como para la saca de los materiales del Fuerte de Sn. Felipe (1733), en Pinto C., José y Carrillo, José G. (1973): Ob. cit., p. 49.

7 Revista Punta Brava, no. 12, mayo de 1967, en Spencer, Klarissa (2006): “Un puerto, dos ciudades y una historia: evolución históricourbana de la ciudad de Puerto Cabello” (inédito).