sábado, 24 de agosto de 2013

IVIC abrirá área de colecciones arqueológicas prehispánicas y coloniales del país

La sala de exhibición "José María Cruxent", del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)

Fuente: http://radiomundial.com.ve/article/ivic-abrir%C3%A1-%C3%A1rea-de-colecciones-arqueol%C3%B3gicas-prehisp%C3%A1nicas-y-coloniales-del-pa%C3%ADs 9 de febrero 2013
La sala de exhibición "José María Cruxent", del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) abrirá próximamente un área de colecciones arqueológicas y etnográficas registradas en el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC).
"Estas colecciones constituyen uno de los inventarios más grandes y variados de piezas prehispánicas y coloniales del país. Actualmente se está concluyendo la reorganización y catalogación de estos materiales, un proceso que permitirá el acceso de la información a diversos usuarios particulares e institucionales", precisó el portal web del IVIC.
El Centro de Antropología de este instituto es reconocido internacionalmente por su centro de investigación y docencia en la especialidad en América Latina, por lo que ofrece programas de maestría y doctorado, entrenamientos especiales y pasantías en laboratorios, para procurar la producción de conocimientos sobre este tema.
Asimismo, el IVIC presta "frecuentemente servicios de asesorías y consultas a organismos públicos como ministerios, oficinas, institutos, museos, gobernaciones, alcaldías; organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales; comunidades organizadas, asociaciones indígenas y movimientos sociales; medios de comunicación y fundaciones privadas.

En Venezuela se han encontrado más de 400 especies prehistóricas

Ascanio Ricón, jefe del Laboratorio de Paleontología del Ivic
 
Ascanio enseña una muestra de la megafauna hallada en el país
 
Los fósiles de Mene de Inciarte (Zulia) están cubiertos con petróleo
 
En el pequeño espacio del laboratorio se resguardan los restos fósiles
 
Dentadura fosilizada
 
Varias especies están siendo estudiadas a partir de los restos fósiles encontrados

Los fósiles encontrados son propiedad de todos los venezolanos
 
Diente de megalodón (especie extinta de tiburón) encontrado en una cueva en Tucacas
 
Las piezas encontradas muestran vestigios de la prehistoria
 
Fósil de un pez acorazado de 290 millones de años, el más antiguo de los vertebrados encontrados en el país
 
En Siquisique encontraron los restos del cocodrilo gigante en el 2002
 
Cráneo de Tigre Diente de Cimitarra

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/venezuela-se-han-encontrado-mas-400-especies-prehistoricas/ 11 de agosto de 2013 Texto/Vanessa Davies Fotos/Héctor Lozano
Investigador Rincón está cerca de hallar el primer fósil humano
La riqueza antigua venezolana no está en discusión: Hasta la fecha se han reportado 102 localidades con fósiles de vertebrados, y -aunque parezca una broma- en Zulia hay una ventana a la Era del Hielo Para algunas personas son bellas las joyas, el brillo y el oropel. Para Ascanio Rincón, paleontólogo y jefe del Laboratorio de Paleontología -recientemente creado- del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), lo hermoso es lo antiguo, un hueso cubierto con petróleo extraído del estado Zulia, el colmillo de un tiburón prehistórico de Tucacas (Falcón), las huellas del pasado que hacen de la patria de Bolívar un territorio de gran valor para la paleontología. “Tenemos una riqueza paleontológica impresionante”, sostiene.
En el mesón del laboratorio que actualmente está desocupando (porque se va a mudar para un espacio más grande en el mismo IVIC), Rincón tiene algunos objetos queridos que ha colectado en los yacimientos paleontológicos más ricos del país. Pero además de esas presencias del pasado, en la oficina de Rincón -que comparte con su mano derecha, Andrés Solórzano- hay recuerdos, recuerdos y más recuerdos que no necesitan Carbono 14 para recuperar su fecha.
A Rincón y a Solórzano les tocó obtener un fósil en la Sierra de Perijá a una temperatura de 48 grados centígrados y sin una gota de agua, porque botaron sin querer el líquido que llevaban y consideraron que era más importante desenterrar la historia (durante una laaaaaarga jornada) que interrumpirla por la sed. Ambos cuentan la anécdota entre risas al Correo del Orinoco, y si algo queda claro es que comparten una pasión por el pasado que no tiene reemplazos.
“Siempre yo les digo a mis estudiantes: ‘muchachos, necesitamos pagar la cuenta’. Yo estudio ratones, y los ratones no son atractivos para la gente; necesitamos pagar la cuenta es ‘necesitamos conseguir algo espectacular para poder seguir adelante, que nos digan dando financiamiento para seguir la investigación’. Afortunadamente hemos tenido bastante éxito”, comenta, con absoluta sinceridad.
En el país se han hallado 417 especies prehistóricas: 230 de peces, 44 de reptiles y 153 de mamíferos, enumeran ambos investigadores. Hay, reportadas hasta la fecha, 102 localidades con fósiles de vertebrados; la mayor parte, al norte del río Orinoco. Los hallazgos “estuvieron muy vinculados con la exploración y producción petrolera”.
Más que hablar de “especies importantes”, porque en realidad “todos son importantes como fragmentos del paleoecosistema”, Rincón prefiere referirse a “emblemáticas”, como el tigre dientes de cimitarra, el tigre dientes de sable, el perezoso gigante (los hay en por lo menos 24 localidades), los dinosaurios, el tiburón blanco gigante (de Tucacas, Paraguaná y Urumaco, en Falcón) y el cocodrilo gigante (de Urumaco).
CERCA DEL PRIMER FÓSIL HUMANO
En Venezuela no se ha descubierto el primer fósil humano, pero “creemos que estamos cerca” de hallarlo, anticipa Rincón. “Tenemos evidencias, tenemos puntas de flechas”, al sur del estado Cojedes, asociadas con megafauna. En Falcón, en Taimataima, “creemos que hubo una interacción entre la megafauna y el ser humano; el ser humano probablemente pudo haber estado cazando esa megafauna” hace 14 mil años. Las mujeres seguramente fueron las responsables de elaborar las puntas de las flechas usadas para la búsqueda de alimento. “Es lo que cree: que la mujer se quedaba en el campamento haciendo las herramientas, recolectando”, describe.
UN “DINO” CARNÍVORO
Rincón señala que Venezuela es importante para tres hitos de la evolución de los ecosistemas en Suramérica. Recuerda que, hace 192 millones de años, el súper continente inicial, Pangea, comenzó a fracturarse por la llamada Línea de las Tierras Rojas de América, que cruza desde Washington hasta Brasil, y que en Venezuela pasaría por Táchira, Zulia y Trujillo (formación La Quinta).
Esas tierras rojas “son el inicio de la era de los dinosaurios”, detalla, “y siempre nos preguntamos: si Arizona, México, Brasil, Washington tenían dinosaurios, ¿por qué no nosotros? En 1996 ya teníamos una noticia de que había pequeños restos de dinosaurios cerca de La Grita, fuimos y comenzamos a colectar material”. Es una tonelada de material “con huesitos de dinosaurios”, que “son muy importantes porque son los primeros pasos de la era de los dinosaurios”.
Próximamente “estaremos anunciado una sorpresa” con “el muchacho de la película”: un dinosaurio carnívoro “realmente muy importante” por las repercusiones evolutivas que implica. ¿Podría ser el primero? Probablemente.
El país también es relevante para la paleontología porque hay evidencias de “cuando se extinguen los dinosaurios y cuando empiezan a predominar los mamíferos (hace 65 millones de años)”. Ese “cambio profundo del planeta nosotros lo estamos registrando en las minas del Guasare (Zulia)”. A unos 100 metros de profundidad “están apareciendo fósiles de hojas”; en Colombia (mina Cerrejón) ya encontraron cocodrilos y serpientes gigantes, “y nosotros esperamos que aparezcan” del lado venezolano.


El investigador refiere que se ha hablado mucho, en el ámbito científico, sobre la deriva del río Orinoco, ya que supuestamente no drenaba hacia el este (como lo conocemos actualmente) sino cerca de Urumaco (Falcón) hace 14 millones de años. “Nosotros quisimos poner a prueba esa hipótesis”, por las implicaciones que tendría en cuanto a extinciones y cambios drásticos en el ecosistema. Pero hasta ahora “la respuesta es no”, afirma.
El equipo de Rincón prepara un trabajo sobre la Sierra de La Baragua (Lara), donde “debió haber pasado el río y donde no conseguimos evidencias de un gran río”. Andrés Solórzano evalúa la geología de La Baragua “y la fauna fósil que estamos encontrando”.
Las investigaciones sobre tiburones prehistóricos también forman parte del trabajo del laboratorio. Rincón aclara que la forma de estos animales “no ha cambiado en millones de años”, aun cuando “hay características en los dientes que nos permiten separar las especies a lo largo del tiempo y en un ecosistema”. En la Península de Paraguaná “estamos consiguiendo un nido de tiburones”, asociados a la Formación Cantaure, con una antigüedad de 17 a 18 millones de años.
LA EDAD DEL HIELO…EN ZULIA
El último pilar del laboratorio, como lo sentencia el científico, es el llamado Gran Intercambio Biótico Americano. “Cuando Pangea se fractura Suramérica se convierte en un continente- islas, lo que les dio la oportunidad de evolucionar de manera distinta del resto de las tierras del planeta”. En el Mene de Inciarte (Sierra de Perijá, Zulia) se han hallado gliptodontes, toxodontes y macraeuquenias (danta con patas de caballo). “Este yacimiento (de 25 mil años) es importante porque nos habla del final de ese gran intercambio”. También lo es el Breal de Orocual (de 2,5 millones de años), donde hay 57% de animales “estrictamente suramericanos, y el resto, norteamericanos”.
Tal como lo ilustra, “en un metro cúbico de Mene de Inciarte hemos conseguido aproximadamente 8 mil ejemplares fósiles. En cada cuadrito hay un ecosistema completo con anfibios, reptiles, murciélagos, los pájaros que se te antojen, caballos, camellos, el primer tigre diente de sable”. El experto estima que 57% son mamíferos que vienen del norte del continente. La razón es muy simple: animales del norte bajaron al sur y se quedaron atrapados en el asfalto.
Pero el Mene de Inciarte es, también, una ventana a la Era del Hielo. “En las tierras altas hubo grandes glaciares”, como Mérida y Perijá. “Tenemos evidencias de eso y vamos a dar la noticia próximamente”. En la zona pulularon caballos, camellos, toxodontes, mastodontes y tigres diente de sable. Nadie pensaría que en esa suerte de querido horno que es el estado Zulia el hielo ejerció su gobierno.
En ese yacimiento hay 39 especies de mamíferos. Un manuscrito sobre las aves del Mene de Inciarte, las aves de la Era del Hielo, fue enviado por Rincón a Science. Están a la espera de su publicación.
El Mene de Inciarte es un baúl de tesoros que las venezolanas y los venezolanos estamos descubriendo: “Hay una anécdota de un geólogo norteamericano que estuvo en 1914 tratando de hacer las prospección de ese sitio, porque es un mene gigantesco que tiene un kilómetro de largo por 500 metros de ancho. A pesar de que él era paleontólogo, no se dio cuenta de que había fósiles en el sitio. Imagínate tú: el Mene nos estaba esperando a nosotros para poder revelar sus secretos”.
En Urumaco “tenemos 27 especies de mamíferos”, y hay otras 34 en el Breal de Orocual (además de cuatro de dinosaurios y la “sorpresa” de la que habla Rincón).
EL OJO MÁS CUIDADOSO: EL DE LA COMUNIDAD
El Hermano Nectario María, de La Salle, hizo un reporte de magafauna en la región de Barquisimeto, a la que denominó la “tierra de gigantes”, porque había “huesos enormes regados”. Eso fue en el siglo XX. Recientemente “hemos conseguido los sitios originales de Nectario María en el campo. Fue pura suerte”, narra Rincón.
Los investigadores también adelantan un proyecto comunitario en Campo Alegre, al norte de Barquisimeto, donde un muchacho de la comunidad les entregó una mandíbula de un perezoso joven (del tamaño de un oso). “Nosotros le ofrecimos ayuda, él nos llevó al sitio, empezamos a hablar con la comunidad y ahora tenemos un proyecto paleontológico comunitario”, celebró. Esta pieza, que está en manos del IVIC desde hace unos dos meses, es muy importante, analiza Rincón, porque en sus dientes hay marcas “de la última comida que tuvo”. Una vez hallados los animales herbívoros “necesitamos conseguir a los carnívoros, que los hubo”. Las y los habitantes de la zona son los mejores sabuesos, porque la recorren a pie al pastorear chivos, por ejemplo. “Con la misma comunidad vamos a excavar los sitios”, destaca.
El instituto está atendiendo algunas necesidades de la localidad. “Ellos tienen un problema de chipos en las casas. Ya mandamos a hacer los análisis y no tienen tripanosoma (causante de la enfermedad de Chagas). Ellos tienen problemas de agua, de estructura de la misma comunidad”, por lo que intervendrá el centro comunitario del IVIC.
BUENAS DECISIONES
El científico recuerda que hay “una ley que regula, que dice que los expertos son los que deben manipular los fósiles, los que deben excavar los sitios palentológicos, pero nos podemos ayudar con las comunidades mediante talleres comunitarios, cursos”.
Mas no solamente se trata “de socializar el conocimiento a las comunidades, sino de socializar hacia arriba, hacia quienes toman las decisiones”. Eso es “crucial para lo que nosotros estamos haciendo”, porque las decisoras y los decisores deben estar sensibilizados con la paleontología.
Los ratones son el gran objeto de investigación de Rincón. Y aunque algunas personas podrían considerar que no revisten mayor importancia, la realidad es que en los dientes de un ratón -que actualmente analiza- puede estar una pieza del rompecabezas de la Tierra. Pero esa es otra historia que el famoso paleontólogo venezolano todavía está escribiendo.

jueves, 1 de agosto de 2013

Casona de la Hacienda Ibarra anhela reparación de sus espacios

Hacienda Ibarra reparaciones
Hacienda Ibarra
Hacienda Ibarra
Fuente: http://www.eluniversal.com/caracas/111227/casona-de-la-hacienda-ibarra-anhela-reparacion-de-sus-espacios   ANYIMAR COVA LUGO  Caracas, 27 de diciembre de 2011
Es en los espacios de la Ciudad Universitaria de Caracas, expresión de la arquitectura moderna de los años 50, donde sobrevive una edificación de al menos 300 años que, con paredes de tapia y techos de teja, ha preservado buena parte de los archivos y documentos que dieron génesis a la obra de Carlos Raúl Villanueva.
Se trata de la casona de la Hacienda Ibarra, uno de los pocos tesoros coloniales que sobreviven en una Caracas plagada de concreto, que fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1970. "Se ha venido deteriorando paulatinamente", explica el arquitecto Edwin Meyer, tras asegurar que fue en 2008 cuando por orden del ex alcalde metropolitano Juan Barreto, se realizó un proyecto de recuperación integral del lugar.
Este documento debió ser entregado formalmente a la Universidad Central de Venezuela para que, desde el Consejo de Preservación y Desarrollo (Copred), se pudiese solicitar al Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) el permiso para restaurar los espacios. No obstante, un cambio de dirección en la Alcaldía Metropolitana y la posterior implantación de una Jefatura de Gobierno, trastocó la entrega formal y relegó el proyecto al archivo de alguna oficina pública.
En la colonia esta edificación era parte de una propiedad más extensa, cuya casona central se encontraba en Bello Monte y ya no existe. Lo que hoy queda en pie originalmente era el dormitorio del caporal que, tras una división familiar, fue acondicionada como casa principal.
Fue en este lugar donde en la década de los 40 se instaló el Instituto Ciudad Universitaria que dirigió Villanueva y donde se cocinó todo el proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas. No en vano, hoy día la experta en preservación Pía Rodríguez es la encargada de mantener intactos allí unos 14 mil documentos y 5 mil fotos de la colección CUC−ICU.
Fue gracias a la preservación de esta colección que la Unesco pudo constatar la autenticidad de las obras de Villanueva antes de declarar a la Ciudad Universitaria como Patrimonio de la Humanidad en 2000. "Hacemos magia para mantener todo", asevera Rodríguez.
De a poco se ha recuperado parte del espacio, aunque difícil es ignorar que los recursos son escasos y que incluso hay zonas de la casa donde la humedad derrumbó paredes cuyas reparaciones cuestan unos dos millones de bolívares.