Para mayor información consultar en internet un documento PDF de Reina Duran "Pregonero, un pueblo indohispánico" 2006 ANALES DEL MUSEO DE AMERICA, (14): 203-224 con ilustraciones
Las ruinas pre colombinas de El Porvenir apenas han sido estudiadas, pues se encuentran en un valle poco accesible. Pero parece el lugar ideal para construir un pantano y una nueva central hidroeléctrica para los planes del Gobierno de Hugo Chávez, que busca una solución a la crisis energética del país. Aunque el Gobierno se ha comprometido a evaluar el lugar primero y trasladar los restos arqueológicos de valor antes de inundar el valle, muchos temen que se pierda para siempre una gran fuente de información de la historia de los indígenas venezolanos que habitaron la zona.
(Pregonero, Venezuela). Las ruinas precolombinas de El Porvenir presentan una serie de gruesas losas de piedra, fijadas a un ángulo de 30 grados en la ladera de la montaña. Están ocultas entre la maleza enmarañada. Ubicado en la parte occidental de Venezuela, El Porvenir es uno de esos lugares que los arqueólogos nunca han podido estudiar con dedicación. Y al parecer, tampoco habrá nuevas posibilidades en el futuro. El Gobierno del presidente Hugo Chávez pretende inundar el valle de El Porvenir para crear una represa hidroeléctrica, lo cual haría desaparecer todos los vestigios e impediría estudiar el origen de las ruinas. Hasta ahora sólo se han realizado algunos estudios ya que se trata de una zona remota de difícil acceso. El área es conocida principalmente por las peligrosas víboras jaracacá. La arqueóloga Reina Durán, directora del museo de Táchira, en la ciudad de San Cristóbal, explica que visitó El Porvenir por primera vez en 1979 y pasó 10 años estudiando el lugar durante la época seca. “Cada año, volvía a crecer la maleza y quedaba todo cubierto de lodo”, afirma. “Cada vez que llegábamos al lugar, teníamos que empezar el trabajo desde cero”. En la actualidad, sólo se puede apreciar una estructura de unos 25 metros de ancho por 50 de alto. A ambos lados existen dos riachuelos que desembocan en el río Dorados. En 1977, un periodista venezolano escribió que “parecía como una pirámide” y desde entonces ha habido un gran debate sobre sus orígenes y utilización. Algunos biólogos creen que se trata de una formación geológica natural, una teoría que no comparte Durán. La arqueóloga cree que se trata de un sitio sagrado de la tribu Pregonero. Se sabe muy poco de los grupos que habitaron la región, pero se estima que la mayoría llegaron de Colombia o de la región del Amazonas. Durán sostiene que los estudios realizados permiten afirmar que los pregoneros vivían de la agricultura y estarían emparentados con la tribu de los Arhuacos, de Colombia. Los pregoneros se habrían trasladado a los “llanos” venezolanos después de la llegada de los españoles. Para Durán, los cortes en la roca parecen ser obra de humanos. La existencia de pequeñas piedras que tapan los agujeros de algunas de las losas apoyaría esta teoría. Además, se ha descubierto una estructura similar en un poblado indígena cercano a la aldea de Pregonero. Un manuscrito indica que “los indios de Pregonero obedecían al Cacique Michitu y que este hombre habría venido a recompensarlos o castigarlos en un valle llamado Chiscas… el lugar donde hoy el río se une con el riachuelo de oro”. Más allá de su origen, no hay duda que el lugar lo usaban los aborígenes: en las cercanías se han descubierto hachas de piedra y un molinillo de arcilla. El estado de Táchira, en la frontera con Colombia, tiene una gran abundancia de lugares arqueológicos. Durán también investiga un poblado de unos 2.300 años en Queniquea, compuesto de unas 30 terrazas con viviendas y que ha sido bautizado como el “Machu Pichu de Venezuela”. El lugar ha sido declarado lugar de interés cultural por parte del Instituto del Patrimonio Nacional, lo que garantiza su protección. Por ahora no se sabe si los arqueólogos podrán descifrar algún día los misterios de El Porvenir. El Gobierno prevé construir un embalse de 20 kilómetros cuadrados en el valle. Venezuela afronta en estos momentos la peor crisis eléctrica de su historia y los planes incluyen la inundación del valle y una nueva central hidroeléctrica, cuya construcción está prevista para el 2011. “Tenemos varios proyectos para visitar la zona, en primer lugar, analizar los restos y después ver lo que se puede rescatar antes de que quede bajo las aguas”, afirma Juan Barillas, responsable de las represas hidroeléctricas de la parte occidental de Venezuela. La supervivencia de El Porvenir también peligra, porque el Ejército venezolano utiliza los bosques cercanos como zona de maniobras. A unos 90 metros del lugar, se pueden ver pequeños cráteres de casi un metro de profundidad y trozos de metralla en los árboles. Parte de la vegetación ha sido derribada por lo que algunos vecinos describen como fuego de artillería. Durán sostiene que aunque se trasladen las piedras de El Porvenir a otra zona, se perderá para siempre la posibilidad de descifrar el rompecabezas de la historia indígena de Venezuela. “Tampoco podemos descartar que se descubra algún asentamiento en las cercanías. El lugar es lo que realmente nos dice algo [del pasado]”.
Las ruinas pre colombinas de El Porvenir apenas han sido estudiadas, pues se encuentran en un valle poco accesible. Pero parece el lugar ideal para construir un pantano y una nueva central hidroeléctrica para los planes del Gobierno de Hugo Chávez, que busca una solución a la crisis energética del país. Aunque el Gobierno se ha comprometido a evaluar el lugar primero y trasladar los restos arqueológicos de valor antes de inundar el valle, muchos temen que se pierda para siempre una gran fuente de información de la historia de los indígenas venezolanos que habitaron la zona.
(Pregonero, Venezuela). Las ruinas precolombinas de El Porvenir presentan una serie de gruesas losas de piedra, fijadas a un ángulo de 30 grados en la ladera de la montaña. Están ocultas entre la maleza enmarañada. Ubicado en la parte occidental de Venezuela, El Porvenir es uno de esos lugares que los arqueólogos nunca han podido estudiar con dedicación. Y al parecer, tampoco habrá nuevas posibilidades en el futuro. El Gobierno del presidente Hugo Chávez pretende inundar el valle de El Porvenir para crear una represa hidroeléctrica, lo cual haría desaparecer todos los vestigios e impediría estudiar el origen de las ruinas. Hasta ahora sólo se han realizado algunos estudios ya que se trata de una zona remota de difícil acceso. El área es conocida principalmente por las peligrosas víboras jaracacá. La arqueóloga Reina Durán, directora del museo de Táchira, en la ciudad de San Cristóbal, explica que visitó El Porvenir por primera vez en 1979 y pasó 10 años estudiando el lugar durante la época seca. “Cada año, volvía a crecer la maleza y quedaba todo cubierto de lodo”, afirma. “Cada vez que llegábamos al lugar, teníamos que empezar el trabajo desde cero”. En la actualidad, sólo se puede apreciar una estructura de unos 25 metros de ancho por 50 de alto. A ambos lados existen dos riachuelos que desembocan en el río Dorados. En 1977, un periodista venezolano escribió que “parecía como una pirámide” y desde entonces ha habido un gran debate sobre sus orígenes y utilización. Algunos biólogos creen que se trata de una formación geológica natural, una teoría que no comparte Durán. La arqueóloga cree que se trata de un sitio sagrado de la tribu Pregonero. Se sabe muy poco de los grupos que habitaron la región, pero se estima que la mayoría llegaron de Colombia o de la región del Amazonas. Durán sostiene que los estudios realizados permiten afirmar que los pregoneros vivían de la agricultura y estarían emparentados con la tribu de los Arhuacos, de Colombia. Los pregoneros se habrían trasladado a los “llanos” venezolanos después de la llegada de los españoles. Para Durán, los cortes en la roca parecen ser obra de humanos. La existencia de pequeñas piedras que tapan los agujeros de algunas de las losas apoyaría esta teoría. Además, se ha descubierto una estructura similar en un poblado indígena cercano a la aldea de Pregonero. Un manuscrito indica que “los indios de Pregonero obedecían al Cacique Michitu y que este hombre habría venido a recompensarlos o castigarlos en un valle llamado Chiscas… el lugar donde hoy el río se une con el riachuelo de oro”. Más allá de su origen, no hay duda que el lugar lo usaban los aborígenes: en las cercanías se han descubierto hachas de piedra y un molinillo de arcilla. El estado de Táchira, en la frontera con Colombia, tiene una gran abundancia de lugares arqueológicos. Durán también investiga un poblado de unos 2.300 años en Queniquea, compuesto de unas 30 terrazas con viviendas y que ha sido bautizado como el “Machu Pichu de Venezuela”. El lugar ha sido declarado lugar de interés cultural por parte del Instituto del Patrimonio Nacional, lo que garantiza su protección. Por ahora no se sabe si los arqueólogos podrán descifrar algún día los misterios de El Porvenir. El Gobierno prevé construir un embalse de 20 kilómetros cuadrados en el valle. Venezuela afronta en estos momentos la peor crisis eléctrica de su historia y los planes incluyen la inundación del valle y una nueva central hidroeléctrica, cuya construcción está prevista para el 2011. “Tenemos varios proyectos para visitar la zona, en primer lugar, analizar los restos y después ver lo que se puede rescatar antes de que quede bajo las aguas”, afirma Juan Barillas, responsable de las represas hidroeléctricas de la parte occidental de Venezuela. La supervivencia de El Porvenir también peligra, porque el Ejército venezolano utiliza los bosques cercanos como zona de maniobras. A unos 90 metros del lugar, se pueden ver pequeños cráteres de casi un metro de profundidad y trozos de metralla en los árboles. Parte de la vegetación ha sido derribada por lo que algunos vecinos describen como fuego de artillería. Durán sostiene que aunque se trasladen las piedras de El Porvenir a otra zona, se perderá para siempre la posibilidad de descifrar el rompecabezas de la historia indígena de Venezuela. “Tampoco podemos descartar que se descubra algún asentamiento en las cercanías. El lugar es lo que realmente nos dice algo [del pasado]”.
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