Hacienda Ibarra reparaciones
Hacienda Ibarra
Hacienda Ibarra
Fuente: http://www.eluniversal.com/caracas/111227/casona-de-la-hacienda-ibarra-anhela-reparacion-de-sus-espacios ANYIMAR COVA LUGO Caracas, 27 de diciembre de 2011
Es en los espacios de la Ciudad Universitaria de Caracas, expresión de la arquitectura moderna de los años 50, donde sobrevive una edificación de al menos 300 años que, con paredes de tapia y techos de teja, ha preservado buena parte de los archivos y documentos que dieron génesis a la obra de Carlos Raúl Villanueva.
Se trata de la casona de la Hacienda Ibarra, uno de los pocos tesoros coloniales que sobreviven en una Caracas plagada de concreto, que fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1970. "Se ha venido deteriorando paulatinamente", explica el arquitecto Edwin Meyer, tras asegurar que fue en 2008 cuando por orden del ex alcalde metropolitano Juan Barreto, se realizó un proyecto de recuperación integral del lugar.
Este documento debió ser entregado formalmente a la Universidad Central de Venezuela para que, desde el Consejo de Preservación y Desarrollo (Copred), se pudiese solicitar al Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) el permiso para restaurar los espacios. No obstante, un cambio de dirección en la Alcaldía Metropolitana y la posterior implantación de una Jefatura de Gobierno, trastocó la entrega formal y relegó el proyecto al archivo de alguna oficina pública.
En la colonia esta edificación era parte de una propiedad más extensa, cuya casona central se encontraba en Bello Monte y ya no existe. Lo que hoy queda en pie originalmente era el dormitorio del caporal que, tras una división familiar, fue acondicionada como casa principal.
Fue en este lugar donde en la década de los 40 se instaló el Instituto Ciudad Universitaria que dirigió Villanueva y donde se cocinó todo el proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas. No en vano, hoy día la experta en preservación Pía Rodríguez es la encargada de mantener intactos allí unos 14 mil documentos y 5 mil fotos de la colección CUC−ICU.
Fue gracias a la preservación de esta colección que la Unesco pudo constatar la autenticidad de las obras de Villanueva antes de declarar a la Ciudad Universitaria como Patrimonio de la Humanidad en 2000. "Hacemos magia para mantener todo", asevera Rodríguez.
De a poco se ha recuperado parte del espacio, aunque difícil es ignorar que los recursos son escasos y que incluso hay zonas de la casa donde la humedad derrumbó paredes cuyas reparaciones cuestan unos dos millones de bolívares.
Se trata de la casona de la Hacienda Ibarra, uno de los pocos tesoros coloniales que sobreviven en una Caracas plagada de concreto, que fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1970. "Se ha venido deteriorando paulatinamente", explica el arquitecto Edwin Meyer, tras asegurar que fue en 2008 cuando por orden del ex alcalde metropolitano Juan Barreto, se realizó un proyecto de recuperación integral del lugar.
Este documento debió ser entregado formalmente a la Universidad Central de Venezuela para que, desde el Consejo de Preservación y Desarrollo (Copred), se pudiese solicitar al Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) el permiso para restaurar los espacios. No obstante, un cambio de dirección en la Alcaldía Metropolitana y la posterior implantación de una Jefatura de Gobierno, trastocó la entrega formal y relegó el proyecto al archivo de alguna oficina pública.
En la colonia esta edificación era parte de una propiedad más extensa, cuya casona central se encontraba en Bello Monte y ya no existe. Lo que hoy queda en pie originalmente era el dormitorio del caporal que, tras una división familiar, fue acondicionada como casa principal.
Fue en este lugar donde en la década de los 40 se instaló el Instituto Ciudad Universitaria que dirigió Villanueva y donde se cocinó todo el proyecto de la Ciudad Universitaria de Caracas. No en vano, hoy día la experta en preservación Pía Rodríguez es la encargada de mantener intactos allí unos 14 mil documentos y 5 mil fotos de la colección CUC−ICU.
Fue gracias a la preservación de esta colección que la Unesco pudo constatar la autenticidad de las obras de Villanueva antes de declarar a la Ciudad Universitaria como Patrimonio de la Humanidad en 2000. "Hacemos magia para mantener todo", asevera Rodríguez.
De a poco se ha recuperado parte del espacio, aunque difícil es ignorar que los recursos son escasos y que incluso hay zonas de la casa donde la humedad derrumbó paredes cuyas reparaciones cuestan unos dos millones de bolívares.
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