Fuente: http://www.lamaracucharadio.com/ Maracaibo,19 de julio de 2009
A un metro de profundidad, en la zona de El Roble, entre Zulia y Mérida, unos campesinos hallaron restos de lo que fue una antigua comunidad indígena que ahora son analizados por arqueólogos. Hallaron fogones, restos cerámicos y alimentos cuya data se ubica entre los años 900 y 1.400 D.C. La excavación arqueológica se realizó en junio. Investigadores encontraron una diversidad importante de cerámica decorativa.
Maracaibo, 19 de Julio de 2009.- Dentro de esa “zona en reclamación” entre los estados Zulia y Mérida, en el Sur del Lago de Maracaibo, se encontraron vestigios materiales del asentamiento de dos comunidades indígenas en el sitio El Roble, que suma unas 30 hectáreas sembradas de plátano y parchita.
A 40 minutos de Santa Elena de Arenales, capital del municipio merideño Obispo Ramos de Lora, y a unos cuatro kilómetros del Lago, el paso de la rastra para cultivar afloró material cerámico y lítico de la primera ocupación.
Según Lino Meneses, coordinador del Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez, de la Universidad de Los Andes (ULA), la presencia de metates o piedras de moler revela que esta comunidad, ubicada en el estrato más superficial, sembraba granos, especialmente maíz.
Los fragmentos de budare, donde se hacía el casabe o tortas de yuca, indican que este grupo indígena cultivaba y consumía este tubérculo.
En esta excavación, realizada desde junio de este año, participaron los estudiantes de la séptima cohorte de la maestría en Etnología, mención Etnohistoria, de la ULA,
Durante la jornada, Nátali Herrera, estudiante de la maestría en Etnología, sacó a 80 centímetros de hondo una bandeja con un rostro humano en el asa y dijo estar emocionada por tener piezas de gente que vivió hace cientos de años en estas tierras.
Si bien está alterado, el material hallado en los primeros 40 centímetros de profundidad “nos servirá para construir formas y tipología que compararemos con las características de materiales encontrados en otros sitios arqueológicos del Sur del Lago”, expuso Meneses.
Excavando aún más, a un metro de profundidad, se consiguió un fogón, que “para la arqueología es muy importante, porque nos permitirá obtener no sólo información sobre la tipología de la cerámica, sino saber qué consumían y qué alimentos preparaban estos antiguos habitantes del Sur del Lago”, explicó.
Sin el trabajo de laboratorio, se puede determinar a simple vista que esta comunidad indígena, cuya data se calcula entre 900 y 1.400 años D.C., basaba su dieta en recursos lacustres, tubérculos y granos.
Las primeras deducciones vinculan el sitio El Roble con El Ranchón, conocido como Caño Zancudo, contextos separados apenas por cinco kilómetros. En este último lugar Mario Sanoja excavó un montículo en la década de 1960, donde consiguió un fogón, restos óseos humanos y cerámica.
El cronista del municipio Obispo Ramos de Lora, Oscar Méndez, apuntó que el Sur del Lago cuenta con muchos puertos: Gibraltar, Santa Rosa, Mucujepe y Santa María. Además, los caños y ríos que circundan la zona hace pocos años eran navegables, como caño Mujeres.
Asimismo, según Meneses, también se vincula con el sitio de Onia, otro poblado del Sur del Lago.
“Estamos planteando un amplio territorio de un mismo grupo indígena distribuido en varias aldeas, porque convivían en zonas pantanosas. El Roble y El Ranchón son sitios no inundables e idóneos para asentarse y practicar la agricultura”, explicó el arqueólogo.
Aparentemente este grupo de lengua chibcha está emparentado con los antepasados de los barí, por la cerámica diagnóstica, las decoraciones con incisiones y las bandejas con apliques antropomorfos (figuras humanas).
A un metro de profundidad, en la zona de El Roble, entre Zulia y Mérida, unos campesinos hallaron restos de lo que fue una antigua comunidad indígena que ahora son analizados por arqueólogos. Hallaron fogones, restos cerámicos y alimentos cuya data se ubica entre los años 900 y 1.400 D.C. La excavación arqueológica se realizó en junio. Investigadores encontraron una diversidad importante de cerámica decorativa.
Maracaibo, 19 de Julio de 2009.- Dentro de esa “zona en reclamación” entre los estados Zulia y Mérida, en el Sur del Lago de Maracaibo, se encontraron vestigios materiales del asentamiento de dos comunidades indígenas en el sitio El Roble, que suma unas 30 hectáreas sembradas de plátano y parchita.
A 40 minutos de Santa Elena de Arenales, capital del municipio merideño Obispo Ramos de Lora, y a unos cuatro kilómetros del Lago, el paso de la rastra para cultivar afloró material cerámico y lítico de la primera ocupación.
Según Lino Meneses, coordinador del Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez, de la Universidad de Los Andes (ULA), la presencia de metates o piedras de moler revela que esta comunidad, ubicada en el estrato más superficial, sembraba granos, especialmente maíz.
Los fragmentos de budare, donde se hacía el casabe o tortas de yuca, indican que este grupo indígena cultivaba y consumía este tubérculo.
En esta excavación, realizada desde junio de este año, participaron los estudiantes de la séptima cohorte de la maestría en Etnología, mención Etnohistoria, de la ULA,
Durante la jornada, Nátali Herrera, estudiante de la maestría en Etnología, sacó a 80 centímetros de hondo una bandeja con un rostro humano en el asa y dijo estar emocionada por tener piezas de gente que vivió hace cientos de años en estas tierras.
Si bien está alterado, el material hallado en los primeros 40 centímetros de profundidad “nos servirá para construir formas y tipología que compararemos con las características de materiales encontrados en otros sitios arqueológicos del Sur del Lago”, expuso Meneses.
Excavando aún más, a un metro de profundidad, se consiguió un fogón, que “para la arqueología es muy importante, porque nos permitirá obtener no sólo información sobre la tipología de la cerámica, sino saber qué consumían y qué alimentos preparaban estos antiguos habitantes del Sur del Lago”, explicó.
Sin el trabajo de laboratorio, se puede determinar a simple vista que esta comunidad indígena, cuya data se calcula entre 900 y 1.400 años D.C., basaba su dieta en recursos lacustres, tubérculos y granos.
Las primeras deducciones vinculan el sitio El Roble con El Ranchón, conocido como Caño Zancudo, contextos separados apenas por cinco kilómetros. En este último lugar Mario Sanoja excavó un montículo en la década de 1960, donde consiguió un fogón, restos óseos humanos y cerámica.
El cronista del municipio Obispo Ramos de Lora, Oscar Méndez, apuntó que el Sur del Lago cuenta con muchos puertos: Gibraltar, Santa Rosa, Mucujepe y Santa María. Además, los caños y ríos que circundan la zona hace pocos años eran navegables, como caño Mujeres.
Asimismo, según Meneses, también se vincula con el sitio de Onia, otro poblado del Sur del Lago.
“Estamos planteando un amplio territorio de un mismo grupo indígena distribuido en varias aldeas, porque convivían en zonas pantanosas. El Roble y El Ranchón son sitios no inundables e idóneos para asentarse y practicar la agricultura”, explicó el arqueólogo.
Aparentemente este grupo de lengua chibcha está emparentado con los antepasados de los barí, por la cerámica diagnóstica, las decoraciones con incisiones y las bandejas con apliques antropomorfos (figuras humanas).
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