Fuente: www.analitica.com Caracas, martes, 2 de diciembre 2008
Instituto del Patrimonio Cultural
Bajo una mirada más humana donde los especialistas dejan de escoger los bienes patrimoniales que por su valor así consideran y le ceden la potestad a un pueblo que convive a diario con ellos y los reconocen como su patrimonio cultural, surge el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano, un proyecto llevado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través del Instituto del Patrimonio Cultural que permitió el registro de los bienes tangibles e intangibles que posee cada rincón de Venezuela, con la visión de darlos a conocer para resguardarlos y asegurar su transcendencia.
La ardua tarea de registrar nuestro patrimonio, contó con un equipo con más de siete años de experiencia en labores de inventario, manejo de herramientas técnicas, teóricas y metodológicas adecuadas, que recorrió entre 1996 y 1998 parte de la geografía venezolana para efectuar un registro de los bienes de importancia cultural para la nación. De esa inicial aproximación surgieron el Preinventario y el Inventario de Bienes Culturales, un primer levantamiento de edificaciones, colecciones, sitios arqueológicos y algunas manifestaciones colectivas.
Pero este registro dejó de incluir tradiciones populares de la nación como mitos, rituales, juegos, gastronomía, recetas curativas, artistas, artesanos y actividades productivas, entre otras. Y es allí cuando surge la necesidad de registrar y reconocer todo aquello que es característico y significativo para las distintas regiones, por ello surgió en el año 2003 la propuesta de realizar el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano.
Este proyecto inédito constituye una aproximación a la venezolanidad desde la perspectiva de las comunidades, una ocasión para que todos participen en la identificación de sus manifestaciones culturales para que así el conocimiento esos valor permitan protegerlos y disfrutarlos.
Como subproducto del I Censo surgió la iniciativa de realizar los Catálogos del Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2008, donde los 336 municipios del país cuenta con una publicación que contienen cada manifestación cultural, cada bien patrimonial tangible e intangible. Estos catálogos con un formato sencillo para la consulta, textos descriptivos de todos los bienes, acompañados con fotografías a todo color, constituyen una importante referencia para todos, desde niños en edad escolar hasta especialistas, ya que están llegando a todas las instancias relacionadas con el desarrollo educativo, social y cultural dentro y fuera del país, a través de una distribución masiva y gratuita.
Para que esta publicación tenga forma, un gran recurso humano proveniente de las disciplinas más diversas, se encargó de clasificar, interpretar y presentar de una manera armónica, aquella polifonía de sensaciones, emociones y voluntades. Transcriptores que recibían las fichas manuscritas y las convertían al formato digital; arquitectos, antropólogos, especialistas en diferentes áreas que analizaban la información complementándola con datos e investigaciones previas; redactores que crearon los textos adaptados a las exigencias editoriales; retocadores de fotografías que procesaron las imágenes para su publicación; diagramadores que conjugaron imagen y texto en una publicación; productores de que se encargaron de coordinar estas voluntades hasta obtener el libro, son sólo algunas de las personas que intervinieron en el proceso de transformar lo recabado mediante el censo en un material didáctico, el compendio que retorna a las comunidades de donde salió la información.
Categorías adoptadas
En Venezuela se reclasificaron los bienes patrimoniales tangibles e intangibles con la idea de formar una estructura para los Catálogos del Patrimonio Cultural, conformando así cinco categorías. Estas son: Los Objetos, en la que se registran bienes muebles de valor estético, utilitario, científico, histórico o testimonial; Lo Construido, describe las construcciones arquitectónicas, formaciones naturales, sitios arqueológicos e históricos y centros urbanos que han adquirido significado cultural para el colectivo; La Creación Individual, recoge recreaciones literarias, plásticas, musicales e interpretativas, creaciones tangibles e intangibles, así como aquellos portadores patrimoniales que se han destacado como activistas y difusores de ciertas manifestaciones culturales; La Tradición Oral, incluye todos aquellos testimonios orales y discursivos, así como los conocimientos de carácter hereditario que son significativos y definitorios de una comunidad; y Manifestaciones Colectivas, categoría en la que se describen expresiones ceremoniales y festivas en las que participan miembros de una comunidad.
Superando cifras
En casi diez años de labores el Instituto del Patrimonio Cultural había registrado unos 10.000 bienes. Sin embargo, a partir del 2004, con el inicio del proyecto Censo, se incrementó la base de datos en menos de dos años en más de un 700% gracias a la participación directa de más de 2.000 personas distribuidas a lo largo de los 335 municipios que integran el país, llegando a constituir una base de datos de más de 84.000 registros a nivel nacional.
El Censo ha alcanzado no sólo los 335 municipios del país, sino además todas las parroquias de Venezuela. Más de 10.000 portadores patrimoniales han sido registrados en todo el país. A la fecha más de 180 municipios cuentan con su Catálogo y ya existen cerca de 140 libros publicados. Más de 140.000 títulos se han impreso y están siendo distribuidos en cada municipio en instituciones públicas o privadas relacionadas con el quehacer social, cultural y educativo, garantizando el acceso a esta información a la mayor parte de la población de cada región. Cada catálogo tiene un promedio de 300 registros.
El Instituto del Patrimonio Cultural cuenta con un equipo editorial de más de 50 personas dedicadas a la producción de los Catálogos que incluye: diseñadores, coordinadores editoriales, redactores, correctores y retocadores de fotografías. A este conjunto se suman las personas que trabajan recolectando información en campo y los fotógrafos que brindan apoyo en el registro audiovisual. Más de 1.000 personas han trabajado en el registro de manifestaciones de todo el país, incluyendo maestros, estudiantes, voluntarios particulares, o de alcaldías, direcciones de turismo y otras instancias a nivel local y regional quienes se han sumado a esta labor.
Registrar para proteger
Estos registros generan la protección legal sobre los bienes, su aparición en los catálogos les concede la declaratoria de Bien de Interés Cultural, según la resolución Nº 003-05 publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, lo que condiciona a cualquier custodio del bien a solicitar la aprobación del Instituto del Patrimonio Cultural para realizar cualquier tipo de intervención. Los pasos a seguir son la entrega del proyecto a la Institución para que la Dirección de Protección integral los evalúe y confiera los permisos de intervención adecuados y establecidos para trabajar un bien patrimonial. Esta acción sigue la premisa de resguardar la memoria histórica de nuestra nación, la cual está íntimamente representada en las edificaciones patrimoniales.
Impacto y trascendencia
Toda la población venezolana se beneficia con este proyecto. Estos catálogos llegan de manera gratuita, directamente a las manos de las propias comunidades a través de las instituciones sociales, culturales y educativas de cada población, otorgándole al ciudadano una herramienta pedagógica invaluable y efectiva para la valoración y resguardo del patrimonio cultural.
Cada municipio de Venezuela tiene una personalidad propia, producto del intercambio entre sus habitantes pasados y presentes. Cuando nos adentramos en esa narración íntima, visual y auditiva, pareciera que de cada población emerge una polifonía de voces, una multitud de imágenes que van buscando su espacio propio en el perfil de un colectivo humano. Agrupando en un orden coherente y cohesionado las singularidades de cada lugar. Así se ve emerger el rostro mestizo de una cultura que nació híbrida, sazonada con las especies de lo foráneo y endulzada con los aspectos de lo local. Una de las finalidades tanto del Censo como del Catálogo del Patrimonio Cultural tiene que ver con las actuaciones que se deberán seguir para proteger y conservar esos patrimonios identificados, sentidos y reapropiados, para su disfrute presente y futuro. Cada catálogo permite ver las singularidades de una localidad, adivinar sus conexiones con un entorno que escapa de los límites políticos de un municipio y estrecha lazos con municipios cercanos, con regiones enteras, con una identidad de grupo que abarca e integra toda una nación.
Instituto del Patrimonio Cultural
Bajo una mirada más humana donde los especialistas dejan de escoger los bienes patrimoniales que por su valor así consideran y le ceden la potestad a un pueblo que convive a diario con ellos y los reconocen como su patrimonio cultural, surge el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano, un proyecto llevado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través del Instituto del Patrimonio Cultural que permitió el registro de los bienes tangibles e intangibles que posee cada rincón de Venezuela, con la visión de darlos a conocer para resguardarlos y asegurar su transcendencia.
La ardua tarea de registrar nuestro patrimonio, contó con un equipo con más de siete años de experiencia en labores de inventario, manejo de herramientas técnicas, teóricas y metodológicas adecuadas, que recorrió entre 1996 y 1998 parte de la geografía venezolana para efectuar un registro de los bienes de importancia cultural para la nación. De esa inicial aproximación surgieron el Preinventario y el Inventario de Bienes Culturales, un primer levantamiento de edificaciones, colecciones, sitios arqueológicos y algunas manifestaciones colectivas.
Pero este registro dejó de incluir tradiciones populares de la nación como mitos, rituales, juegos, gastronomía, recetas curativas, artistas, artesanos y actividades productivas, entre otras. Y es allí cuando surge la necesidad de registrar y reconocer todo aquello que es característico y significativo para las distintas regiones, por ello surgió en el año 2003 la propuesta de realizar el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano.
Este proyecto inédito constituye una aproximación a la venezolanidad desde la perspectiva de las comunidades, una ocasión para que todos participen en la identificación de sus manifestaciones culturales para que así el conocimiento esos valor permitan protegerlos y disfrutarlos.
Como subproducto del I Censo surgió la iniciativa de realizar los Catálogos del Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2008, donde los 336 municipios del país cuenta con una publicación que contienen cada manifestación cultural, cada bien patrimonial tangible e intangible. Estos catálogos con un formato sencillo para la consulta, textos descriptivos de todos los bienes, acompañados con fotografías a todo color, constituyen una importante referencia para todos, desde niños en edad escolar hasta especialistas, ya que están llegando a todas las instancias relacionadas con el desarrollo educativo, social y cultural dentro y fuera del país, a través de una distribución masiva y gratuita.
Para que esta publicación tenga forma, un gran recurso humano proveniente de las disciplinas más diversas, se encargó de clasificar, interpretar y presentar de una manera armónica, aquella polifonía de sensaciones, emociones y voluntades. Transcriptores que recibían las fichas manuscritas y las convertían al formato digital; arquitectos, antropólogos, especialistas en diferentes áreas que analizaban la información complementándola con datos e investigaciones previas; redactores que crearon los textos adaptados a las exigencias editoriales; retocadores de fotografías que procesaron las imágenes para su publicación; diagramadores que conjugaron imagen y texto en una publicación; productores de que se encargaron de coordinar estas voluntades hasta obtener el libro, son sólo algunas de las personas que intervinieron en el proceso de transformar lo recabado mediante el censo en un material didáctico, el compendio que retorna a las comunidades de donde salió la información.
Categorías adoptadas
En Venezuela se reclasificaron los bienes patrimoniales tangibles e intangibles con la idea de formar una estructura para los Catálogos del Patrimonio Cultural, conformando así cinco categorías. Estas son: Los Objetos, en la que se registran bienes muebles de valor estético, utilitario, científico, histórico o testimonial; Lo Construido, describe las construcciones arquitectónicas, formaciones naturales, sitios arqueológicos e históricos y centros urbanos que han adquirido significado cultural para el colectivo; La Creación Individual, recoge recreaciones literarias, plásticas, musicales e interpretativas, creaciones tangibles e intangibles, así como aquellos portadores patrimoniales que se han destacado como activistas y difusores de ciertas manifestaciones culturales; La Tradición Oral, incluye todos aquellos testimonios orales y discursivos, así como los conocimientos de carácter hereditario que son significativos y definitorios de una comunidad; y Manifestaciones Colectivas, categoría en la que se describen expresiones ceremoniales y festivas en las que participan miembros de una comunidad.
Superando cifras
En casi diez años de labores el Instituto del Patrimonio Cultural había registrado unos 10.000 bienes. Sin embargo, a partir del 2004, con el inicio del proyecto Censo, se incrementó la base de datos en menos de dos años en más de un 700% gracias a la participación directa de más de 2.000 personas distribuidas a lo largo de los 335 municipios que integran el país, llegando a constituir una base de datos de más de 84.000 registros a nivel nacional.
El Censo ha alcanzado no sólo los 335 municipios del país, sino además todas las parroquias de Venezuela. Más de 10.000 portadores patrimoniales han sido registrados en todo el país. A la fecha más de 180 municipios cuentan con su Catálogo y ya existen cerca de 140 libros publicados. Más de 140.000 títulos se han impreso y están siendo distribuidos en cada municipio en instituciones públicas o privadas relacionadas con el quehacer social, cultural y educativo, garantizando el acceso a esta información a la mayor parte de la población de cada región. Cada catálogo tiene un promedio de 300 registros.
El Instituto del Patrimonio Cultural cuenta con un equipo editorial de más de 50 personas dedicadas a la producción de los Catálogos que incluye: diseñadores, coordinadores editoriales, redactores, correctores y retocadores de fotografías. A este conjunto se suman las personas que trabajan recolectando información en campo y los fotógrafos que brindan apoyo en el registro audiovisual. Más de 1.000 personas han trabajado en el registro de manifestaciones de todo el país, incluyendo maestros, estudiantes, voluntarios particulares, o de alcaldías, direcciones de turismo y otras instancias a nivel local y regional quienes se han sumado a esta labor.
Registrar para proteger
Estos registros generan la protección legal sobre los bienes, su aparición en los catálogos les concede la declaratoria de Bien de Interés Cultural, según la resolución Nº 003-05 publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, lo que condiciona a cualquier custodio del bien a solicitar la aprobación del Instituto del Patrimonio Cultural para realizar cualquier tipo de intervención. Los pasos a seguir son la entrega del proyecto a la Institución para que la Dirección de Protección integral los evalúe y confiera los permisos de intervención adecuados y establecidos para trabajar un bien patrimonial. Esta acción sigue la premisa de resguardar la memoria histórica de nuestra nación, la cual está íntimamente representada en las edificaciones patrimoniales.
Impacto y trascendencia
Toda la población venezolana se beneficia con este proyecto. Estos catálogos llegan de manera gratuita, directamente a las manos de las propias comunidades a través de las instituciones sociales, culturales y educativas de cada población, otorgándole al ciudadano una herramienta pedagógica invaluable y efectiva para la valoración y resguardo del patrimonio cultural.
Cada municipio de Venezuela tiene una personalidad propia, producto del intercambio entre sus habitantes pasados y presentes. Cuando nos adentramos en esa narración íntima, visual y auditiva, pareciera que de cada población emerge una polifonía de voces, una multitud de imágenes que van buscando su espacio propio en el perfil de un colectivo humano. Agrupando en un orden coherente y cohesionado las singularidades de cada lugar. Así se ve emerger el rostro mestizo de una cultura que nació híbrida, sazonada con las especies de lo foráneo y endulzada con los aspectos de lo local. Una de las finalidades tanto del Censo como del Catálogo del Patrimonio Cultural tiene que ver con las actuaciones que se deberán seguir para proteger y conservar esos patrimonios identificados, sentidos y reapropiados, para su disfrute presente y futuro. Cada catálogo permite ver las singularidades de una localidad, adivinar sus conexiones con un entorno que escapa de los límites políticos de un municipio y estrecha lazos con municipios cercanos, con regiones enteras, con una identidad de grupo que abarca e integra toda una nación.
BUENA TARDE RECIBA UN CORDIAL SALUDO, ESTOY MUY INTERESADA EN LA INFORMACIÓN DEL CATÁLOGO DEL PATRIMONIO CULTURAL. LES EXTIENDO MIS FELICITACIONES POR TAN EXCELENTE ARTÍCULO.ESTOY DISEÑANDO UN BLOG DE NOTICIAS Y LA NOTA QUE LO INICIA ESTA RELACIONADA CON LA DEGRADACIÓN DEL BOULEVARD COSTANERO DEL MUNICIPIO CABIMAS DEL ESTADO ZULIA; EL CUAL. SE ESCUENTRA EN UNA SITUACIÓN DE DEGRADACIÓN CONTÍNUA.MI CORREO ELECTRÓNICO PERIODISTAIVPODERENLINEA@GMAIL.COM
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