Petroglifo La Hormiga-Municipio Ezequiel Zamora. Barinas – Venezuela. (FOTO Luis Ernesto García 20/09/2009)
Fuente: http://www.lajornadanet.com/diario/archivo/2009/octubre/27/9.html 25 de octubre de 2009 Por Omar Escalona Vivas
Todo el arte de La Hormiga es simbólico.
Hace pocos días nos trasladamos a la Hacienda La hormiga, ubicada en la Parroquia Ramón Ignacio Méndez del Municipio Ezequiel Zamora del Estado Barinas – Venezuela. Al llegar nos encontramos un lugar, con evidencias arqueológicas, erosionadas por los factores climáticos. Se trata de un petroglifo (representaciones gráficas grabadas en rocas hechos por nuestros antepasados, algunos autores señalan que se usaron antes de la escritura. La palabra proviene de los términos griegos petros (piedra) y glyphein (tallar) y fue en su origen acuñada en francés como pétroglyphe) de 50 m de largo por 10 m ancho. Las dimensiones de los petroglifos representados varían en sus dimensiones desde 0,20 m de longitud hasta 1,50 m y desde 1 cm hasta 3 cm de ancho, su profundidad es de 1 cm a 5 cm. En él existen diversos tipos de representaciones; algunos de acuerdo con revisiones bibliográficas en Sanoja y Vargas (1970) se llaman “soles, estrellas” otros autores como De Valencia (1989) utilizó la denominación “antropomorfos, zoomorfos y geométricos”. Al revisar más de cerca está última categoría de geométricos o abstractos que es la que permite ubicar los cuerpos celestes, es decir, los que tienen que ver con la astronomía.
En algunos casos este tipo de figuras han sido clasificadas en el género abstracto, pero estamos seguros que expresan un mensaje. Un lenguaje está inscrito en esas rocas (piedras), un lenguaje que nosotros no comprendemos todavía. En este sentido se les suele asociar un sentido cultural y religioso dentro de los grupos étnicos que los crearon, pero aún sigue siendo un enigma poco conocido, más en el caso venezolano. Por ello, las representaciones artísticas encontradas en La Hormiga suponen un proceso de abstracción de la realidad. De esta forma, no resulta exagerado señalar que cuando hablamos de petroglifos abstractos como la hormiga, la dificultad de su interpretación es directamente proporcional al grado de exterminio de la cultura que los plasmó.
En tal sentido, los estudios históricos, han tratado de ignorarlo y, para ello se han inventado convencionalismos como la representación del «espacio» y del «tiempo», del «antes» y el «después» por medio de la perspectiva y de los juegos de luces y sombras. Su representación de la realidad no tiene nada que ver con el tiempo histórico; es como un presente perpetuo, que puede proyectarse en cualquier momento, y que se relaciona con el tiempo cíclico, no con el histórico. Representa simultáneamente todos los momentos y todas las dimensiones. Es por ello que nuestros antepasados que habitaron estas zonas del Municipio Ezequiel Zamora no pretendieron dar su visión personal del mundo; intentaron integrarse en el orden absoluto y universal. No llegaron al conocimiento del objeto mediante la observación crítica, sino mediante la percepción mental. Por eso, el arte y sus representaciones simbólicas en estas sociedades resulta siempre altamente abstractizante.
El simbolismo o, quizá mejor, la representación simbólica, está siempre presente en La Hormiga, y sería de gran interés para los expertos e investigadores venezolanos o quienes lo hagan, analizar algunos de los estilos representados en este petroglifo. Para nosotros constituye un gran atractivo ritual, mágico, cultural de los antiguos habitantes de esta ribera del río Caparo, espléndidamente representados en el Petroglifo La Hormiga. En su época Brand (1977) llamó el Estilo Rayos X (en pintura), que tuvo sus comienzos hace unos siete mil años, cuando se formó el sistema fluvial actual en el norte de Australia (Clarke y otros, 1929). Este es el estilo en que los aborígenes se expresan, preferentemente, en la actualidad.
Efectivamente, todo el arte de La Hormiga es simbólico. Allí existen figuras humanas y animales, son «naturalistas». Además existen representaciones celestes (aunque algunos autores no lo consideren en sus obras especializadas). Se trata de una composición simbólica. Para decirlo de otro modo, la distribución de los elementos en la escena lleva en sí un significado que va mucho más allá de lo que percibimos a primera vista. Por el contrario, en el llamado «Arte Rayos X» no existen «escenas» y es la imagen misma la que aislada, asume un alto grado de expresión simbólica. El artista representa aquello que «piensa» o que «sabe» sobre el tema y lo expresa gráficamente.
Esta es una tarea difícil, lograr interpretar desde la mirada simbólica, porque no es igual hallar un hacha, cerámica o flecha primitiva a la que se le puede determinar la edad y asociar con un grupo étnico y describir su utilidad en particular, que interpretar un petroglifo el cual exige un proceso de abstracción mental más complejo por la diversidad de relaciones que pueden establecerse y dado que no existe algún registro (arqueológico, etnográfico y antropológico) que lo facilite, solo se hacen analogías morfológicas, deducciones y comparaciones con otros hallazgos hechos en otras partes. He allí lo difícil, de acertar porque los símbolos no tienen los mismos significados en todas las culturas y entonces se estarían dando interpretaciones erróneas. Es así como, en La Hormiga podemos observar figuras zoomorfas (figuras de animales), antropomorfas, seres imaginarios, astromorfos o cuerpos celestes (estrellas, cúmulos estelares, constelaciones, cometas, meteoros).
Esta hipótesis planteada seguramente puede generar una gran polémica, en el campo científico internacional pero no podemos los hombres y mujeres de hoy creer que los habitantes de América desconocían la astronomía (recordemos que los Aztecas tenían calendarios y conocimientos de astronomía que hoy se han descubierto y se siguen desvelando los misterios de esas civilizaciones).
Cualquier comentario hacerlo a los e-mails: esviomar@hotmail.com. omarescalona71@gmail.com
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